- No se puede confiar que los empleados sean responsables.
- Al delegar se pierde el control sobre la actividad y su resultado.
- Yo soy el único que tiene todas las respuestas.
- Yo puedo hacer el trabajo más rápido.
- Al delegar se diluye la autoridad.
- Mi equipo recibirá el reconocimiento por su buen trabajo y yo no.
- Al delegar se pierde flexibilidad.
- Mis empleados están siempre ocupados.
- Mis trabajadores no ven el cuadro completo.
Tu éxito como directivo depende de eso, no puedes hacerlo todo tú: ¡Delega!
Tu trabajo consiste en concretar esfuerzos en las cosas que tú puedes hacer y tu equipo no.
Al delegar se consigue una mayor participación de los trabajadores en la organización y se fomenta el desarrollo de tus empleados.