Volvemos a la “normalidad” después de un tiempo necesario dedicado a la familia, “desconectar” y “cargar las pilas” con ganas de afrontar nuevos retos.
La diferencia entre percibir una situación de cambio como una amenaza o como una oportunidad depende, fundamentalmente, de la valoración mental que de forma automática hacemos y que nos dice si nuestros recursos son suficientes para hacer frente a esa situación inesperada. Una persona ilusionada, es una persona que quiere romper sus límites aparentes y se encuentra motivada para conseguir algo importante en su vida.
Este tiempo de descanso nos puede permitir a aprender de nuestros fallos, hacer las correcciones necesarias e intentarlo de nuevo: el hombre/la mujer que no cae es fuerte, pero es más fuerte el hombre/la mujer que cae y se levanta.
Para ser eficiente es preciso aprender a pararse a pensar y planear. Muchos directivos no dedicamos el tiempo suficiente a visionar el futuro o buscar nuevas ideas de crecimiento e innovación. Si lo hiciéramos, ganaríamos claridad, intuición, concentración, serenidad, perspectiva y energía, cualidades muy necesarias para ejercer un liderazgo efectivo.